20 mayo 2006


Mirar el cielo es como mirar al infinito, uno se pierde ante tanta inmensidad...debe ser como un paraíso flotante, por algo viven allí las estrellas, el sol, la luna, las nubes, la lluvia...
El sol...astro rey, nos da abrazos cálidos, nos mima con sus rayitos.
Las estrellas...ufff que decir de lo que todos soñamos alcanzar...ese brillo natural, ese misterio que las caracteriza...quién pudiera apoderarse de una y guardarla en una cajita de cristal...creo que lograría la vida eterna, tendría su propio edén.
La luna lunera...iluminándonos el cielo...cuanto misterio posee, cuantas veces nos quedamos contemplándola horas y horas y ella sigue ahí...cada vez con más secretos...a cuantos enamorados ha visto declararse??...de cuantos besos fue testigo???...de cuanto amor se nutrió!!!! porque no me digan que la luna no les hace despertar instintos llenos de placer, llenos de romanticismo...y así es ella...nos hace partícipes de su juego...la luna lunera nos hechiza con su esplendor.
Las nubes...casi siempre están apuradas...se van desplazando rápidamente...ellas tambien nos entretienen...cuando nos hacen descubrir sus formas...y allí encontramos corazones, caritas...uff miles de formas diferentes...así que también se nutren de nuestra atención.
Y por último la lluvia...que tanta inspiración nos da, que tanta nostalgia nos genera, yo creo que esos días donde ella aparece..el cielo ésta melancólico, si! está llorando...pero es bueno...no siempre las lágrimas son de dolor, y yo para serles sincera creo que las de la lluvia son de felicidad! si..son los días que todo el cielo está inmensamente feliz, feliz de conocer a todas nuestras ínfinitas fantasías.

1 Comments:

Blogger Ale se animó a volar y dijo...

Y sip... el cielo está siempre contemplando nuestros pasos. Y no olvida... como tantas veces lo hacemos nosotros.

Una vez le escribí un poema a la Luna, asi que voy a aprovechar esta oportunidad para compartirlo con vos.

Un beso señorita...

Llanto a la luna (escrito hace 9 años)

Qué será de ti Luna, que me iluminas con tu brillo y me demuestras tu hermosura. Qué será de tu claridad, cuando los hombres te habiten y te quiten tu habilidad. Qué será de las estrellas, de las nubes, de los cielos... qué sera de todos nosotros. Nosotros, los que te miramos buscando una respuesta a nuestras preguntas. Los que te observamos creyendo que tienes todas las respuestas. Los que pensamos que nos acompañas en nuestras soledades, en nuestras coincidencias, en nuestras vivencias.
Te observo y me estremezo al pensar que ya no brillarás con la misma luz que antes. Que ya el tiempo te ha llegado, como nos llega a todos. Que la vida se acaba y no tienes escapatoria a lo predestinado. Me estremezco al creer que no tendré compañía en mis llantos, en mis quebrantos de ser. En los pensamientos que me aturden y me desvían de la claridad, que de otro modo tú me das. Que de otra forma, tú me regalas. Que aunq estés, no serás la misma sin tu blancura, sin tu virginidad. Que ya habitada, no tendrás mas espacio que el que te quieran dar.
Ay luna, cómo me estremezco. Te observo y no sé cómo despedirme. Me entristezco al notar la ambición que nos empaña, que nos quita lo más importante: nuestro interior. Ese que vemos al mirarte, ese que expresamos en mil poemas que tú nos enseñas. Ay luna, te siento tan cerca y a la vez tan lejos. Que mis entrañas ya empiezan a buscar otro consuelo, otra posada donde ahogar sus penas. Otro rostro donde mirarse a sí mismo, y animarse a continuar. Pero no lo encuentro, y me siento desamparado. ¿Quien me acompañará en mis pesadillas, en mis sueños? ¿Quien me escuchará cuando acabe el día, y quiera contar todos mis sueños, mis frustraciones, mis deseos?
Me atormento con estas preguntas cada noche. Me atormento con algo que quizás no suceda, pero que parece tener ese camino. Ay luna, cómo nos compadezco!

22 mayo, 2006  

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